"El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo amar, el verbo soñar..."
Así comienza Daniel Pennac en "Como una novela". Y las palabras que siguen hacen de este libro una forma muy original y especial de animación a la lectura. Como dice Pennac, el verbo leer, como amar y soñar, no entiende de imperativos. Sin embargo, l@s maest@s estamos empeñados en darle a la lectura un sentido de obligatoriedad que destruye su propia esencia: la lectura es para disfrutarla en libertad.
Al principio parece que l@s maestr@s de Educación Infantil lo hacemos bien: ¡nuestros pequeños quieren aprender a leer! ¡les encanta jugar a desvelar los mensajes de los libros y carteles! Pero ¿en qué momento, estos mismos niños, que quieren aprender a leer, se ahogan en las páginas de los libros? ¿se marean entre tantas letras? ¿se preocupan con las fechas de entrega de los comentarios de texto, o se ven incapaces de escribir una reflexión sobre su lectura? Algo hacemos mal por el camino.
Seguramente varias cosas; olvidamos el sentido primordial de la lectura (aprender, disfrutar) y nos centramos en la comprobación de que esa lectura se ha llevado a cabo: hacemos preguntas trampa, pedimos datos, tests de comprensión...y olvidamos la experiencia lectora, la opinión del lector, las reflexiones a las que la lectura ha llevado,... Olvidando la parte más atractiva y más personal, damos una visión de la lectura bastante reducida: lectura como información concentrada.
Creo que todos, o al menos los que tenéis 21 años como yo, hemos sufrido en persona esas lecturas interminables del colegio y el instituto, de libros que no nos gustaban y que no habíamos tenido opción de elegir, de exámenes de lectura en los que lo importante era memorizar datos...
¿Qué podemos hacer nosotros, maestr@s de Educación Infantil, para no dañar la ilusión que nuestr@s pequeñ@s tienen por leer? Para empezar, leer “Como una novela”, de Daniel Pennac. Fue el regalo de mi tutora de prácticas, y nunca pensé que ese libro tuviera tanto que aportarme.
Así comienza Daniel Pennac en "Como una novela". Y las palabras que siguen hacen de este libro una forma muy original y especial de animación a la lectura. Como dice Pennac, el verbo leer, como amar y soñar, no entiende de imperativos. Sin embargo, l@s maest@s estamos empeñados en darle a la lectura un sentido de obligatoriedad que destruye su propia esencia: la lectura es para disfrutarla en libertad.
Al principio parece que l@s maestr@s de Educación Infantil lo hacemos bien: ¡nuestros pequeños quieren aprender a leer! ¡les encanta jugar a desvelar los mensajes de los libros y carteles! Pero ¿en qué momento, estos mismos niños, que quieren aprender a leer, se ahogan en las páginas de los libros? ¿se marean entre tantas letras? ¿se preocupan con las fechas de entrega de los comentarios de texto, o se ven incapaces de escribir una reflexión sobre su lectura? Algo hacemos mal por el camino.
Seguramente varias cosas; olvidamos el sentido primordial de la lectura (aprender, disfrutar) y nos centramos en la comprobación de que esa lectura se ha llevado a cabo: hacemos preguntas trampa, pedimos datos, tests de comprensión...y olvidamos la experiencia lectora, la opinión del lector, las reflexiones a las que la lectura ha llevado,... Olvidando la parte más atractiva y más personal, damos una visión de la lectura bastante reducida: lectura como información concentrada.
Creo que todos, o al menos los que tenéis 21 años como yo, hemos sufrido en persona esas lecturas interminables del colegio y el instituto, de libros que no nos gustaban y que no habíamos tenido opción de elegir, de exámenes de lectura en los que lo importante era memorizar datos...
¿Qué podemos hacer nosotros, maestr@s de Educación Infantil, para no dañar la ilusión que nuestr@s pequeñ@s tienen por leer? Para empezar, leer “Como una novela”, de Daniel Pennac. Fue el regalo de mi tutora de prácticas, y nunca pensé que ese libro tuviera tanto que aportarme.
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